Mi hija, mi espejo

                Me comentaba una amiga que en los últimos meses veía a mi hija muy cambiada. Le había cambiado el carácter decía. Lo analicé lentamente y me di cuenta de que en los últimos meses la vida de Duna había cambiado, y también la mía…

                Me hizo pensar en la cantidad de días que si estoy de mal humor, ella se muestra irascible, y normalmente cuando yo estoy tranquila y feliz, ella se muestra encantadora.

                Cuanto aprendemos los padres de los hijos, que son como espejos. Espejos que pueden ser muy duros, porque reflejan toda la realidad.  Cuando un día pierdes los nervios, y pegas un grito, la cara de desconcierto de tu hijo, te hace volver a la realidad rápidamente.

                No es como enfadarse con una amiga, con tu marido, o con tu hermana. Es de repente ver la reacción que un adulto no muestra, por pudor, por superioridad o por vergüenza. Pero los niños no saben mentir.

                Un día hace no mucho tiempo, a pesar de que su padre le decía que no hiciera algo, no recuerdo que, Duna siguió enredando hasta romper un objeto del salón.  El la riñó argumentando que ya era grande para entender, que cuando se le dice que no es que no.

                Ella lo miraba atónita, intentado meter bocado. Cuando acabo le dijo “¿Puedo hablar yo?” su padre asintió y ella replicó “Tú eres grande, yo soy pequeña, tú no entiendes”.

                Cuando un niño te dice algo así, que le dices? Que mas puedes decirle además de tienes razón. Yo soy el adulto, tú eres el niño. Yo soy un tonto por no darme cuenta. Tú eres tan sumamente inteligente para con esa vocecita hacerme ver que me equivoco.

                Eres ese espejo. Donde a veces me veo tonta, por no entenderte. Eres ese espejo que me hace feliz cuando me dices “Mami estas wapa” o “te quiero mucho”.

                Eres ese espejo en que no me importa verme despeinada por jugar contigo en la playa toda la tarde, cuando las mujeres van metiendo tripa y luciendo bronceado.

                Eres el espejo en que cuando miro una estría al costado de la tripa, recuerdo esos casi 9 meses mágicos que pasaste dentro de mí revolucionando mi cuerpo y mi mundo.  Y me da ternura, en vez de complejo.

                Eres el espejo por el cual mi pecho dejo de ser solo una parte de mi cuerpo, para ser tu alimento, nuestra conexión desde el momento en que llegaste a este mundo, tu sosiego y tu calma en cólicos y berrinches.  El espejo en que el pecho de cada madre es sencillamente perfecto. Ni grande ni pequeño…

                Eres el espejo en que tu padre ya no solo se refleja como mi amigo, mi amante y mi compañero. Es quien inventa cuentos a la hora de dormir, es quien te abraza cuando te haces daño, es quien te baña mientras hago la cena, es la única persona en este mundo que puede entender cómo te amo tanto.  Porque te ama igual.

                Porque tienes sus ojos, tienes su sonrisa. Tienes parte de su carácter y su sentido del ritmo. Su apellido en el baby del colegio, y hasta su grupo sanguíneo!

                Eres el espejo, en el que me miré una mañana, y todo lo que creí que sabía de mi misma se había esfumado.

                El espejo en que vi mis prioridades evaporarse, para que otras mucho más simples ocuparan su lugar. Quien me iba a decir a mí, que la mayor critica a la que temería en este mundo sería la de mi hija?

                El espejo en que soy una gran cocinera, por preparar las albóndigas que te vuelven loca de contenta!

                En el que mis relojes y pulseras son preciados bienes en tus manitos de niña, cuando juegas a imitar a mami.

                En el que ya no me importa no poder estirarme en la cama, porque oigo tu respiración en la oscuridad y te dejo espacio para que estés cómoda.

                El espejo en el que cuando miro mi barriga, esta que crece y alberga a tu hermanito, te veo besándola y dedicándole caricias y promesas.

                No puedo evitar llorar, al pensar en los errores que cometí  por no saber. Por no entender. Y sentirme orgullosa de todo lo que me has enseñado. Sin lugar a dudas mucho más de lo que yo pueda haberte enseñado a ti.

                Tú eras un precioso libro en blanco. Yo en cambio borré, arranque, y agregue páginas al libro de mi vida desde que tú llegaste.

                Y lo maravilloso de que seas parte del libro que en unos meses vamos a volver a escribir. Una hermosa hermanita mayor, con toda tu dulzura y tu sabiduría. Tu inocencia y tu sonrisa compradora. Tu energía sin fin, tus dulces abrazos y tus besos con olorcito dulce.

                Gracias por esta hermosa imagen en el espejo. Donde no importa el maquillaje, el peinado, los kilos o la ropa. Donde solo importa como tú me ves, y como tú me miras.

                Te dejo una canción, que siendo yo cantante, no puedo evitar que se me quiebre la voz de solo oírla.

               

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