«Una sociedad con más valores humanos necesita hijos de crianza más amorosa, sin lágrimas»

«La ansiedad es el miedo mal controlado de niños que lo sintieron al dormir solos»

Entrevista a Adolfo Gómez Papí, pediatra catalán, autor del libro «El poder de las caricias. Crecer sin lágrimas» en Faro de Vigo

–¿Las madres tienen mucho que aprender?

–Desgraciadamente, sí. Y también los padres. Crecemos alejados de los niños, de atender sus señales. En otras culturas, con crianza natural, no es así.

–¿Cómo podrían prepararse los futuros progenitores antes de que llegue su bebé para «hacer las cosas bien»?

–Pues conociendo antes a otros bebés. Se deberían ofrecer a las parejas los hijos de otros, para conocerlos. Por supuesto, hay que hacer caso al instinto.

–¿Cómo saber por qué llora un niño pequeño?

–Es justo al contrario. Son ellos los que no lo saben cuando son bebés y esperan de sus padres que se lo aclaren. Lloran, sobre todo, cuando no se les atiende y hay que saber que los padres somos el espejo emocional de los hijos.

–Hay parejas que han probado de todo para que su niño duerma por las noches. La inseguridad se apodera de ellos ¿qué se puede hacer?

–Alguien les ha dicho que los niños tienen que dormir solos. Los que duermen acompañados, como ocurre en Japón, donde lo hacen hasta la adolescencia, no tienen ese problema y no hay datos de la existencia de trastornos del sueño. El niño puede dormir solo cuando está preparado para ello, como muy pronto a partir de los dos años de edad.

–¿Hacia dónde evoluciona el bebé del siglo XXI?

–Hay teorías. ¿Qué sociedad queremos construir? Si es una más ecológica, con más valores humanos, se necesita un tipo de crianza más amorosa y cercana. Los niños no tienen por qué llorar, y cuando lo hacen es en último extremo.

–Antes, las instrucciones a los padres primerizos eran «poco regazo y mucha cuna». Hoy día el mensaje distinto. ¿Qué ha pasado para que alguien supiese que el bebé más feliz es el que está pegado a su madre?

–Han ocurrido dos cosas. Que los mejores especialistas del siglo pasado ya lo decían. Otra es la evolución de la neurociencia. La resonancia nuclear magnética cerebral de los niños criados de una forma u otra, es diferente. La ansiedad es fruto del miedo mal controlado que sienten los niños que duermen solos por la noche, pues ellos aprenden a regular sus emociones a través de su madre. Hay que decir que eso tiene arreglo. El ser humano tienen resiliencia, que es la capacidad para sobreponerse a períodos de dolor emocional.

–¿Dudas que más frecuentemente le consultan?

–Soy neonatólogo y tengo consulta de lactancia materna. Me consultan el manejo diario del niño, cuando no está tranquilo en la cuna. Es una mentira eso de que come y va a la cuna a dormir. Cuando los padres se dan cuenta, se les cae el mundo encima.

–¿Se ha encontrado algún caso de «bebé milagro», con pocas expectativas de vida y que haya salido adelante?

–Un caso difícil. El de un niño que nació con 24 semanas. Su madre se había despedido de él cuando nació, pero respiraba bien y ha salido adelante. Le dimos el alta hace tres meses. Ayuda mucho el programa «madre canguro», pues colocando piel con piel, se siente lo que se parece más al vientre materno.

–¿La sociedad ayuda a que trabajadoras puedan criar adecuadamente a sus hijos?

–No. La sociedad pide hijos, pero lo pone muy complicado. Una vez las madres se incorporan al trabajo, cuesta que puedan aplicar los derechos que tienen. Se hace poco por la lactancia materna y la industria farmacéutica hace más propaganda de su producto. Tendríamos que normalizar la lactación en la calle.

Portabebés para todas las madres

“Por la piel –uno de nuestros primeros órganos sensitivos que empiezan a funcionar y el más extendido en el cuerpo humano- es por donde toma todo el valor el contacto vital instintivo del niño hacia su madre”. Este es uno de los motivos por el que La Red Canguro ha organizado un fondo de portabebés ergonómicos para el préstamo a cualquier familia interesada en probar y conocer mejor el mundo de la crianza en brazos. Sigue leyendo